jueves, 5 de septiembre de 2019

¿Aportas o apartas?







Cuentan los guaraníes que un día hubo un enorme incendio en la selva.
Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.
De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.
Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse.
Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección.
Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario:
¿Qué haces colibrí?, le preguntó.
Voy al lago -respondió el ave- tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio.
El jaguar se sonrió.
¿Estás loco?- le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?
Bueno- respondió, el colibrí- yo hago mi parte…
Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago.




A menudo entre el blanco y el negro hay un sinfín de matices, todo un mundo de grises e infinidad de colores, que representan muchas posibilidades a la hora de interactuar con nuestros semejantes, de dar una respuesta ante situaciones y entornos específicos, y de encontrar una solución creativa a algún problema o dificultad. Cuanto de más opciones dispongamos más capacidad resolutiva tendremos. Sin embargo, hay ocasiones y momentos en la vida donde no existe el punto medio, donde ser neutral no es posible y el abanico de posibilidades se reduce a un sencillo Sí o un sencillo No. En comunicación humana la neutralidad no existe. O haces, o no haces. O dices o callas. O sumas o restas. O aportas o apartas. 

No existe el término medio de "dar un paso", ¿qué es un «medio paso»?  No existe. Lo das o no lo das. Un «medio paso» supondría estar apoyados en un solo pie mientras el otro está suspendido en el aire a mitad camino de concluir. Esto nos llevaría, tarde o temprano a perder el equilibrio. Tampoco existe el término medio en el hecho de que una mujer esté embarazada; o lo está o no lo está, pero no puede "estar un poco embarazada". Hay momentos, situaciones y relaciones donde la escala de grises, sencillamente no es posible, porque no es sostenible, porque no es natural.


"Aquel que lo piensa mucho antes de dar un paso,
se pasará toda su vida en un solo pie"

Proverbio chino

En la cultura de la colaboración y cooperación (en cualquier área de nuestra vida), el no aportar influye sobremanera en la satisfacción sistémica de los componentes de un grupo, bien sea un equipo de trabajo, la familia, un grupo de amigos, etc. Esto, de manera directa o indirecta, terminará por afectar a los resultados, bien sean tácticos, emocionales, de comunicación, expresados en modo de objetivos, etc. El no aportar hace caer las expectativas y la motivación, la credibilidad y la confianza, hace que las ganas mermen dando paso a la frustración y decepción. Por eso el que no aporta, aparta. Aparta a las personas, pierde respeto, confianza y reputación… sencillamente se pierden las ganas de contar con él (o ella). Se aparta del proyecto, de la relación o del equipo.


 "Intenta no volverte un hombre de éxito,
sino volverte un hombre de valor"

Albert Einstein

Cuando estamos “a medias” con algo, no estamos con toda nuestra capacidad creativa, con todo nuestro potencial ni la responsabilidad que ello implica. Cuando «estamos a medias con la vida» dejamos de poner atención plena y amor en ese proyecto, equipo o persona/s. Estamos lejos de saber cuidar y proteger. No se trata de estar todo el tiempo con ello; sino como hace nuestro amigo el colibrí, hacer nuestra parte con los recursos y capacidades de los que disponemos, y hacerlo de manera completa. Un instante de aportación hace más que toda una vida de “apartación”. Sin amor, cuidado y empatía, las ganas se pierden y los vínculos se rompen. Un equipo, cualquier tipo de proyecto unipersonal o colaborativo, cualquier relación, si queremos que sea satisfactorio y sostenible, es importante cuidarlo y protegerlo, y cuidar y proteger las relaciones interpersonales en él implicadas: proteger de los vacíos en comunicación, de los posibles malentendidos, de los miedos y posibles amenazas que pongan en peligro sea lo que fuere que se esté gestando o llevando a cabo. El estado emocional de los seres humanos es cambiante y hay momentos en que hay que vigilar las repercusiones y consecuencias de las decisiones que se toman. 

Aportar no es darlo todo, es dar lo mejor en ese momento.


“Hay que querer con más ganas y con menos miedos”
#FábricaDeValientes

A veces vamos de puntillas por la vida. Sin involucrarnos demasiado, sin comprometernos con ella, con la nuestra, sin asumir consecuencias, porque creemos que al no comprometernos estamos libres de culpa y pecado. El no-hacer-nada también es hacer, pero apartando, no aportando. Todo influye. El ir a medias es un sí-pero-no que corre el riesgo de terminar siendo un no-definitivo. El no aportar, aparta, y en momentos de crisis o incertidumbre esto se convierte en un punto de inflexión a la hora de tomar decisiones. A veces en la vida, no caben las medias tintas.

El «estar a medias» puede ser como estar meciéndonos en una mecedora, nos mantiene ocupados pero no nos lleva a ninguna parte. Y siempre llega ese momento en el que nos toca definirnos, decidir si estar presente, o apartarnos, y asumir las consecuencias y los riesgos de cada una de estas dos alternativas. Porque el punto medio ya no es posible.

Desde estas líneas te invito a reflexionar:
-     De manera general ¿tiendes a aportar o a apartar?
-    ¿En qué contextos y con qué personas aportas?
-    ¿De qué contextos y personas te apartas?
-    ¿Qué aportas? ¿Das lo mejor en ese momento o lo das “a medias”?
-    ¿Eres más como el colibrí de la fábula o como el jaguar?
-    ¿Cómo contribuyes al beneficio común?



“El valor que le das a algo es proporcional a lo que estás dispuesto a renunciar
para obtenerlo, cuidarlo y mantenerlo”
#YoMisma