miércoles, 8 de abril de 2015

¿Cuál es tu Precio?


Cuando empecé mi vida laboral como diseñadora gráfica freelance iba loca con aquello de poner un precio a mi trabajo. Para hacer un presupuesto me podía pasar perfectamente media mañana ¡o una entera!. Me suponía un auténtico quebradero de cabeza. ¿Cuánto vale un intangible? ¿Cuanto vale mi producto? No me servían los precios orientativos de mis "competidores" porque eran expertos que llevaban décadas en el mercado y posiblemente una plantilla de empleados a su cargo. Podía acogerme al factor "tiempo" y cobrar "por horas", pero en aquel entonces  me costaba mucho trabajo finalizar un proyecto gráfico, por falta de experiencia, agilidad mental, habilidades técnicas, etc. y poner precio a mi tiempo era prácticamente imposible por que mi inexperiencia la pagaba con él. Esa variable, no era útil para fijar mis precios. Con el paso de los años y a "precio" de errar y equivocarme muchas veces, me resultaba más sencillo y más ameno finalizar un proyecto y dejar un cliente satisfecho, me volví más eficiente, más eficaz y más creativa ¿a qué me cogía entonces para poner un valor económico a mi trabajo? ¿El tiempo? Otra vez, no. Porque mi experiencia ya me permitía ser más resolutiva y creativa con menos tiempo. No me resultaba rentable. Reorienté mis precios por público objetivo (freelances, pymes y grandes empresas) y por magnitud del proyecto, por "pronto pago" o a 30-60-90 días y así empecé a llevarme bien con "mis precios". Ya no era el tiempo lo que mis clientes me compraban, querían el estilo, la sencillez y la estética de mis trabajos, y eso, tenía otro "precio".

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Parece ser que en nuestra cultura hablar de dinero no resulta cómodo, por lo que sea, porque nos parece frío, materialista, porque en la memoria colectiva está asociado (y más en España) a la corrupción, malversación, avaricia, codicia, poder y éxito, por lo que a menudo, eso de "éxito" también nos chirría, porque lo asociamos a todo lo anterior. Creencias. Creencias que nos limitan y nos cierran a oportunidades de empoderarnos y poner el precio a lo que hacemos, a nuestros esfuerzos, a nuestra dedicación, a nuestro talento, a nuestro tiempo. Miedos, también. Miedos a qué pensarán de nosotros, si "somos" demasiados "caros"... si demasiado "baratos", entonces no "somos" de calidad, etc. Sí. A menudo, para el público en general, somos lo que hacemos y valemos el precio que vale nuestro producto. Y no, valor y precio no son lo mismo.


"Un bien o servicio se adquiere en la mayoría de los casos porque es útil. La utilidad confiere a las cosas un valor otorgado por los productores y el propio consumidor, que está dispuesto a entregar una cantidad de dinero para adquirirlo."


Centrémonos pues en el PRECIO y seguimos adentrándonos en las 4P's del llamado marketing mix tradicional.

Cuando hablo de PRECIO en marketing personal me refiero al valor económico que atribuimos a lo que hacemos y ofrecemos al mundo: nuestro PRODUCTO (sea experiencia laboral, conocimientos y formación, habilidades, y talentos, ... o comida para llevar, zapatos de diseño o muebles de segunda mano).  Y poner precio a lo que hacemos no es nada sencillo, conlleva tener en cuenta muchas variables:
1.- El precio de coste, lo que nos ha costado a nosotros (en materia prima, producción, materiales, etc, si de un producto tangible se tratara). Nuestra experiencia, bagaje, formación, conocimientos, etc, también son variables a tener en cuenta para aportar valor y aumentar el precio en nuestros servicios y productos no tangibles.
2.- El margen de beneficio que consideramos óptimo para nosotros,
3.- El precio de los competidores (¿a cuanto se está pagando ya lo que nosotros ofrecemos?),
4.- Nuestro público objetivo y la percepción que este público tenga de nuestro producto/ servicio.
Si es un producto de primera necesidad, o de gama baja el público objetivo será muy diferente al que consuma productos de lujo o de gama alta.
Muy a tener en cuenta porque cada vez el consumidor está mejor informado, tiene acceso fácil a otros precios y otras ofertas, es más exigente y tiene más poder de decisión.
(más info: http://www.buenosnegocios.com, por ejemplo)
5.-  La ley de la oferta y la demanda, relación de parámetros que da como resultado el precio oportuno y que provoca que algunos productos varíen de precio.
(más info: http://es.wikipedia.org, por ejemplo)

Según los expertos, lo ideal es combinar estas variables para fijar los precios desde todas perspectivas posibles.


"Todo hombre tiene su precio,
lo que hace falta es saber cuál es. "
Joseph Fouché

Más allá de los freelancers, de los emprendedores y de las empresas, el fijarse "precios" también va dirigido a los buscadores activos de empleo. Tampoco os salváis de esta responsabilidad. Es interesante que si estás en esta situación te plantees cuanto cuesta lo que ofreces. ¿Cuanto vale tu bagaje? ¿Tu experiencia? ¿Tu conocimiento? Estas preguntas te pueden servir de guía para orientarte hacia un puesto laboral u otro que te aporte ciertos beneficios y que te resulte "rentable" ir a trabajar. Muchas veces decimos que sí a sueldos ínfimos "porque es lo que hay y más vale eso que nada". Y más en los últimos años. Es cierto... ¿y cuanto tiempo nos damos para soportar una situación laboral/financiera no deseada? ¿El precio en dinero que la empresa contratante nos paga, compensa de alguna manera otras ventajas como flexibilidad horaria, jornada intensiva o viernes por la tarde libres? ¿Quién pone el precio de los sueldos? ¿Hasta cuando estamos dispuestos a negociar con nosotros mismos y con la empresa que requiere de nuestro talento?
En muchas pruebas, entrevistas y test laborales ponen el factor dinero por el medio para comprobar cuánto y cómo se valora el candidato. Así que resulta importante tener presente esto a la hora de preparase una entrevista. Si te pones un precio muy alto puedes parecer a los ojos del entrevistador un "prepotente" o "fantasioso" (¿Donde vas tú con los tiempos que corren?), y si te da igual o "con lo que sea me conformo" se puede interpretar como que estas desesperado y que no te valoras lo suficiente para poner sobre la mesa tus propios criterios. En cuestión de precio y valoración personal el "me da igual" no suele ser una buena respuesta.
Ponte en serio a hacer números y a contemplar posibilidades desde ahí, busca cifras "reales", estudia a  la competencia, a los sectores a los que va dirigido tu producto, estipula precios que te hagan sentir bien, puedes empezar con precios mucho más accesibles... si tienes poca experiencia o eres nuevo en el mercado y poco a poco a medida que desarrolles y perfecciones tu talento, tu producto y tu servicio, puedes ir incrementándolos.O si ya lo tienes claro... ¿es determinante el precio de tus productos para que los clientes te compren a ti y no a otro? ¿por el mismo precio que tus competidores, se llevan algo más o algo mejor tus clientes?

Pensar y desarrollar la propia política económica resulta realmente interesante para marcar los precios a nuestros productos y servicios. Por ejemplo: hay emprendedores, pymes y pequeños comercios que no han bajado los precios con esto de la "crisis", pero en cambio dan muchas más facilidades de pago, incluso bonificaciones o descuentos, por pagar al contado o en efectivo. Esta estrategia les permite mantener la fidelidad de los clientes sin renunciar a su margen de beneficio y ser recomendables a otros clientes potenciales.

Expertos en desarrollo personal señalan que ponerse un "precio" tiene que ver con la valoración personal, relacionada con la autovalía y la autoestima. También. Tiene que ver con ser conscientes de lo bueno que es lo que ofrecemos, lo que hacemos; saber los beneficios a corto, medio o largo plazo que nuestros clientes obtienen al consumirlo, hacerlo accesible teniendo en cuenta cuál es nuestro público objetivo, y todo esto tiene que ver con el autoconocimiento.

¿Te los has planteado alguna vez? ¿Cuál es tu precio?