Hace más de un año escribí bajo el título de El poder de las 3F’s (apartado
que he mejorado y enriquecido para #LiderandoRetos, editado por Gestión 2000
este mismo año); un artículo sobre tres aspectos a tener en cuenta para la
consecución de objetivos: Foco, Flexibilidad y Filtros. Al cabo de unos días de publicar aquella entrada y hablando
con un buen amigo al respecto, este me comentó: Te ha faltado la cuarta F: la de Felicidad. Cuánta
razón tenía. Ahora, más de un año después, lo retomo.
Nos disponemos a seguir la vida, incluso a alcanzar nuestros sueños, y a menudo nos
descuidamos de nuestros propios valores personales o vitales y de la importancia de mantenernos
felices mientras seguimos viviendo.
La felicidad es un concepto sobre el cual grandes figuras
de la filosofía, neurología, y psicología han escrito, estudiado y llegado a
sus propias conclusiones. Por experiencia propia, puedo decir que la felicidad no es algo que “viene”, es algo que se “crea”;
y sí, implica grandes dosis de voluntad y coraje para alcanzarla. ¿Desde dónde?
Desde lo más profundo de uno mismo; desde las entrañas de cada persona que se proponga ser feliz. La premisa siempre será: querer serlo. Se trata de una actitud y decisión consciente.
Hace unos días leí un artículo de Noelia Conrado bajo el titular: El secreto de la felicidad, según 12 de los filósofos más sabios de la historia y me he inspirado para escribir esta entrada.
Tal y como señala Conrado, “Unos son felices ganando dinero; otros, recibiendo honores, y otros viajando.
Cada cual posee el secreto de su propia felicidad. Pero para eso hay que
conocerse bien a uno mismo, claro está, y saber qué se quiere." De
esta frase se presuponen varios puntos:
1 Que la felicidad existe
2 Que no tiene un patrón común, cada uno es feliz a su manera
3 Que tenemos la habilidad de conocernos a nosotros mismos
4 Que podemos saber qué queremos
La felicidad en sí mismo es un valor que lo podemos tener en
cuenta en nuestra existencia o no. Más allá de las adversidades, los procesos
de cambio más o menos dolorosos, y los conflictos que podamos tener a lo largo de nuestra
vida, existe (si nos ocupamos de desarrollarlo) un estado intrínseco que nos
permite, a pesar de todo, sentirnos a gusto y satisfechos con nuestro estilo de
vida; estar atentos a aprender y mejorar, observar los puntos críticos y
ponernos a trabajar en ellos para seguir siendo felices, o volver a serlo, si
en algún momento hemos perdido ese sentir.
“En
realidad las personas no buscan la felicidad, lo que quieren es hacer cosas que
den sentido a su vida para sentirse felices.
Aldous Huxley
El concepto de felicidad es muy subjetivo. Como dice Huxley, tiene que ver con dar sentido a la propia existencia; el sentido de la vida. Y el sentido de nuestra vida tiene que ver, con el sentimiento de autorrealización personal, descubrir los valores que nos llevan y nos mueven a vivir de una manera determinada. La felicidad
misma está vinculada a otros valores, también muy subjetivos: la paz interior, el
dinero, el amor, el estatus y reconocimiento social, la libertad, la soledad, etc. Para muchos filósofos,
la felicidad está relacionada con, como dice Conrado, conocerse
bien a uno mismo.
Cada uno de nosotros somos dueños de nuestra propia vida y en nuestras manos está cómo
queremos vivirla. Pero si no nos conocemos, si no apostamos por nuestro propio desarrollo
personal, nunca descubriremos qué es lo importante para nosotros, cuáles son nuestros valores vitales, qué es lo que nos mueve a la hora de tomar decisiones y
conseguir nuestras metas, y en qué somos buenos y dónde enfocar nuestras energías para
potenciar nuestros talentos.
La felicidad no es gratis. No se nos da; depende de nuestra actitud, del estilo de vida que queramos
alcanzar, de nuestro propio
autoconocimiento, y esto nos lo tenemos que ganar.
Al fin y al cabo si nos ocupamos de ser felices, sonreíremos mejor a la vida, haremos mejor las cosas, nos relacionaríamos mejor con nuestros diferentes entornos y personas, seremos más creativos, comprensivos y amables, y eso, inevitablemente potenciaría nuestra propia felicidad. Todos ganamos.
Llegados a este punto te invito a reflexionar:
¿Qué es para ti ser feliz?
¿Qué haces para serlo? ¿Y para no serlo?
¿Cuál es tu estilo de vida deseado?
¿Por dónde vas a empezar?
Gracias, como siempre, por leerme.
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