viernes, 27 de abril de 2018

#EstoVaEnSerio






A menudo, cuando decidimos salir de nuestra zona de confort y emprender algo que nunca antes habíamos hecho, empezamos a contemplar posibilidades de éxito para alcanzar un propósito o hacer realidad un sueño. Entonces es cuando empezamos a diseñar un plan aproximado para determinar qué pasos serán los necesarios seguir para conseguirlo y así nos trazamos un mapa de ruta hacia donde queremos llegar.

Hasta ahí todo bien.

La mayoría de las veces no tenemos ni idea de en qué posible lío nos estamos metiendo, ni somos demasiado conscientes del proceso por el que vamos a tener que pasar. Nunca antes lo hemos hecho y todo va a ser nuevo para nosotros; sin embargo, aunque nos pueda suponer cierta sensación de vértigo o desazón, nos ponemos a ello. Ni qué hablar de ni tan siquiera imaginarnos lo que significará para nosotros (el sentido que le daremos) el hecho de alcanzarlo, más allá de la sensación de logro. Lo queremos hacer, lo queremos conseguir, a pesar del miedo o la incertidumbre, y punto.
Vamos marcándonos la ruta, y vamos haciendo el camino al andar.

Todo puede ir yendo más o menos bien, a pesar de que nos encontremos algún que otro obstáculo que superar, alguna emergencia que atender o algún reto que liderar o gestionar. Vamos avanzando y cumpliendo plazos, cumpliendo requisitos y consiguiendo pequeñas metas que poco a poco nos van acercando al logro u objetivo deseado. Vamos hilvanando nuestra ruta y tejiendo la senda que nos lleva hacia allí.

Hasta que llega el día…

Habrán muchos, pero solamente habrá un día, en el que empezamos a tomar consciencia de que nuestro trayecto está llegando a su fin. Ha empezado la cuenta atrás y podemos llegar a sentir que el suelo se tambalea a nuestros pies. ¿Estamos preparados para asumir el reto de llegar allí? ¿Estamos preparados para sostener aquello que nos venga a partir del logro conseguido? ¿Qué ocurrirá entonces?

Ese día sentimos con más intensidad que ningún otro que esto ya está ahí, que esto va en serio. La hora de la verdad se acerca, y una vez pasemos por ese momento de logro, subiremos, como si de un videojuego se tratara, a otro nivel, entraremos en otra fase, siguiendo el ciclo natural del aprendizaje, de la evolución personal, de la vida. Llegaremos a un fin para empezar un nuevo comienzo. Hay un día en el que tomamos consciencia, no sin cierto vértigo, de que todo aquello cuidadosamente tejido, creado y elaborado a espaldas del mundo y con solamente unos cuantos aliados, va a dejarse ver por una multitud, se va a exponer ante un público desconocido y se va a revelar la labor de muchos meses o tal vez años de trabajo, de renuncias, de compromiso, disciplina y noches sin dormir. Entonces nos damos cuenta que entramos en el último tramo de un largo viaje y que, más allá de un sueño realizado, a pesar de todo el proceso, #EstoVaEnSerio.

El impacto que podrá causar sobre nosotros mismos y sobre otras personas está fuera de nuestro control. Los acontecimientos que se desarrollarán a partir de entonces, también. Ya no son castillos en el aire o sueños de un loco con delirios de grandeza. Existen evidencias de que estamos cada vez más cerca, de que los plazos los estamos cumpliendo, que los requisitos se van afianzando, y de que nuestro objetivo ya se puede sentir, se empieza a palpar, ver, leer. Se constata, empieza a ser algo más real. Las señales son cada vez más eminentes y aquello por lo que tanto hemos soñado (y hemos trabajado) se desvela ante nosotros. Eso por lo que hemos estado dedicando horas, energía y atención durante mucho tiempo atrás, de repente se va materializando frente a nosotros sin demora, sin obstáculos, sin titubeos… #EstoVaEnSerio y ya no hay vuelta atrás, que el camino recorrido no se puede des-recorrer, porque fue un camino sin retorno, porque es lo que tienen las aventuras, que convierten a los hombres y mujeres comunes en auténticos héroes y heroínas de su propia historia.

Volveremos a casa, después … más tarde… para emprender el siguiente ciclo, el siguiente nivel, y seguir cultivando el jardín de nuestra vida. Que la vida también va en serio, aunque haya momentos que la tenga que salvar fuertes dosis de risas y sentido del humor.
#EstoTambienVaEnSerio.

Gracias Carmen Esther Lafuente, por tu consentimiento para yo poder hacer uso de este hastag ,que tú creaste, y que me inspiró para esta entrada. ;)


Gracias por leerme.