jueves, 11 de febrero de 2016

¿Qué entendemos por comunicación violenta?


He observado recientemente que no todo el mundo entiende la "comunicación violenta" de la misma manera. Y para seguir hablando sobre el modelo de comunicación eficaz y NO violenta que promueve la PNL  quiero exponer el patrón común de lo que entendemos por violencia en la comunicación inter e intrapersonal.

Muchos la conciben como la manera de hablarnos levantando la voz o diciéndonos palabras "malsonantes" (llámese coloquialmente "tacos"). No necesariamente es así... se puede ser muy violento... con voz baja y con palabras "bien sonantes", aparentemente "amables" pero que no por ello dejan que sean "dañinas" porque esconden aviesas intenciones para manipular, someter y controlar. ¡Ojito, pues!

Desde L'Escola de Vida (R) entendemos que la comunicación es violenta cuando esconde algún tipo de juego psicológico, juego que implica intenciones manipulativas. Para ello lo explicamos a través del llamado "Triángulo dramático" de Karpman. Se llama dramático porque representa los tres roles de los personajes principales de las antiguas obras de teatro griegas.Todas las obras se desarrollaban (y todavía lo hacen en cualquier obra de cualquier género) alrededor de tres personajes "clave": el perseguidor (el malo), la víctima (generalmente la chica -¡topicazo!-, aunque esto esta cambiando con la aparición de nuevas heroínas tanto en cine como en literatura) y el salvador (el bueno).

Estos tres roles los podemos llevar a cabo tanto con nosotros mismos (nos insultamos, nos disculpamos y nos victimizamos) como con los demás, y son sumamente peligrosos porque se retroalimentan entre ellos, es decir: el salvador siempre  buscará una víctima a quien salvar... una víctima siempre necesitará  un salvador que la rescate, y un perseguidor siempre necesitará una víctima a quien perseguir. Si no cada uno de esos roles deja de tener sentido. Y ahí se va creando el gran drama de las relaciones personales insanas: un verdadero bucle, difícil de romper y sanar, porque son actitudes y roles que asumimos de manera inconsciente y se quedan en el letargo de nuestra propia gestión emocional. Son juegos inconscientes, y por lo tanto, no es fácil salir de ellos. Sólo es posible si tomamos consciencia del juego y aprendemos estrategias para no "caer" en él.


"El hombre es víctima de una soberana demencia
que le hace sufrir siempre con la esperanza de no sufrir más.
Y así, la vida se escapa sin gozar de lo ya adquirido."
Leonardo Da Vinci


La característica principal de este triángulo de personajes es que cada uno de los roles se mueve sabiendo que alguien "está mal", o es un "perdedor". La filosofía de relación interpersonal desde Yo estoy bien/Tú estas bien, queda totalmente anulada.

¿Cómo reconocer a cada uno de los personajes? 
  • El perseguidor se mueve desde el patrón Yo estoy bien/ Tú estás mal y está regido por la actitud de "maltratador", se indigna con los errores ajenos y maltrata, crítica y menosprecia a quien los comete, señalando y convirtiendo en víctima al otro. Manipula desde el miedo. Necesita ser temido. No obstante, una vez lo ha conseguido, bien puede "mutarse" al rol del salvador, con la intención de "consolar" a la víctima que él mismo ha maltratado.
  • La víctima se mueve desde el patrón Yo estoy mal/ Tú estás bien, y se mengua ante las adversidades, se empequeñece ante las dificultadaes y genera rencor por el trato recibido por el perseguidor. Manipula desde culpar al otro. Necesita que le persigan o que le salven. Los perseguidores suelen haber sido vícitmas antes... por lo que la víctima tiene muchas posibilidades de "mutar" a perseguidor y emprender la búsqueda de sus propias víctimas ...


"La víctima hereda la brutalidad del victimario"
Carlos Monsiváis

 
Ya empieza el culebrón...El drama está servido.
 Y entonces aparece él... el bueno... el guapo.. el fuerte y listo. El no-va-más, vamos... 

  • El salvador o rescatador. Está bajo la influencia del Yo estoy bien/Tú estas mal... y busca personas a las que rescatar para él sentirse bien. Ayuda de manera esforzada o innecesaria, malcría a los que ayuda, creando vínculos de dependencia. Manipula desde el soborno. Necesita que lo necesiten. Y bien en un momento dado y bajo el lema "después de lo que he hecho por ti", vaya "mutando" a víctima... o a perseguidor.
Ahí es nada... tres energías muy dañinas que se retroalimentan en un círculo vicioso sin fin y que bien nos llevan a sufrir las relaciones personales en lugar de disfrutarlas desde el Yo estoy bien/ Tú estás bien.

¿Cómo sabemos que estamos metidos en un triángulo dramático? 
Cualquier tipo de relación tóxica se desarrolla desde este patrón y se mueve por estos tres personajes que se adentran en nuestras vidas y alteran sustancialmente nuestra paz interior. Sabemos que formamos parte de un juego manipulativo cuando nos sentimos mal al relacionarnos con ciertas personas, cuando nos sentimos infantilizados o menospreciados, cuando alguien nos priva de desarrollar nuestro propio potencial, cuando nos sentimos juzgados o criticados continuamente por ellas... y así, vamos generando todo tipo de rencor, resentimiento, ira y animadversión... Ya estamos ante el verdadero drama de la vida: las relaciones tóxicas. 

¿Cómo "salir" de ahí?
Lo más importante es que nos demos cuenta.
Si prestamos atención a cada uno de los personajes, ninguno asume la responsabilidad de su vida. Cada uno de ellos está a expensas de otro, depende de otro y parte desde el "necesitar" a otro para él sentirse realizado y entender que su vida tiene sentido. El perseguidor "depende" de otro para ser temido o imponer su poder, la víctima requiere de otro para "salvarse", y el salvador depende de otro para sentirse bueno y útil. En cada una de estas relaciones hay una dependencia en menor o mayor grado, dependencia que a cada uno de ellos les priva de desarrollar su verdadero potencial.
De este círculo vicioso en forma de triángulo salimos asumiendo la responsabilidad de nuestra propia vida, arriesgándonos y aprender a equivocarnos; salimos partiendo de una actitud "adulta", serena, atendiendo a lo que hay, desde la honestidad y el respeto. Para ello, es importante desarrollar habilidades de comunicación no violenta, aprender a observar y calibrar a otros al tiempo que sensibilizarnos a nuestro propio sentir y chequearnos frente a situaciones adversas o de juegos psicológicos. Es todo un trabajo personal de crecimiento y desarrollo. En el momento que partimos desde el adulto evitamos mezclarnos en ningún otro rol que alimente al personaje que nos está tentando a jugar, para eso es importante tomar conciencia de lo que pensamos, de las emociones que se desatan ante tales relaciones, gestionarnos desde dentro y responder evitando la rabia, el resentimiento y el rencor, ese tipo de sensaciones que nos carcomen y que son toxicas de por sí.

Y hacer verdadera alquimia, convertir estas emociones nocivas en emociones fructíferas para cuidar de nosotros y convertimos en quien realmente queremos ser.


Y si decidiésemos coger las riendas de nuestra vida, ser protagonistas de nuestra propia historia, dejaríamos de perder el tiempo culpando a los demás y invertiríamos esa energía en diseñar la vida que queremos vivir.



Gracias por leerme.